El estudio de pintura de Mauricio Rizo es
la sala de su casa. Ahí nos recibe muy amable y sonriente, y mostró un cuadro
que está por terminar: es un platanal. Este pintor autodidacta muy especial
posee conocimientos técnicos asombrosos. Sus pinturas se venden, pero ahora él
quiere que también se le conozca en el exterior.
Y es que Rizo ha sido tan cotizado aquí, en
Nicaragua, que no ha tenido tiempo de proyectarse fuera. Este año, está
trabajando, especialmente, para dos exposiciones que Galería Pléyades llevará a
cabo en el exterior: en El Salvador y México.
P.- ¿Cuántos años llevas pintando?
R.- Pintando más formalmente, alrededor de
22 años.
P.- ¿Pero antes de hacerlo formalmente?
R.- Desde niño salía al campo y observaba.
Yo nací en las afueras de Jinotega y después viví en Estelí; nueve años viví en
el camp. Empecé a dibujar desde la primera vez que tuve un papel y un lápiz,
fue como abrir los ojos, y desde entonces ha sido una, una necesidad increíble.
Todo el tiempo que fui aficionado yo regalaba mis cuadros; la verdad es que fue
una escuela para mí.
P.-¿Cuál es tu tema preferido? Porque según
entiendo pintas retratos, paisajes urbanos y desnudos.
R.- Me encanta el paisaje. Todo en el
paisaje me gusta, lo seco y las raíces tienen mucha riqueza cromática. El
verdor y la luz me fascinan. A veces cuando ven los paisajes que pinto me dicen
que ya más que eso no se puede lograr. Yo no creo eso, o sé que estoy empezando
apenas y precisamente eso es lo que me gusta del paisaje, que es infinito. Se
me viene una imagen y empiezo. Entonces en el proceso no me sale y se convierte
en una batalla.
P.- ¿Cómo sabes cuándo un cuadro está
terminado?
R.- A veces lo termino, pero lo vuelvo a
ver y me doy cuenta que no está terminado; la forma está bien, pero el vestido
siempre es una lucha. Si me da mucho problema, lo dejo tres días descansando y
entonces el mismo cuadro me dice lo que le hace falta. Siempre pinto dos o tres
cuadros a la vez para no agotar la mente con una sola cosa.
P.- ¿El vestido?
R.- El vestido es la luz y el color, es lo
que viste al cuadro. No es la forma, es el movimiento, es decir, el estudio de
los colore y la luz.
P.- ¿Y cómo es que armas toda esa
naturaleza que es tan realista y vívida?
R.- La composición del cuadro la hago en mi
mente y tomo imágenes de fotos para insertarlas en una idea preconcebida. Es
una fusión de la realidad y la memoria. Nunca realizo dibujos o bocetos. Pinto
zonas independientes, es decir, mancho. Son como injertos que se van adaptando.
P.- Y hablando de dibujo ¿Te considerás un
buen dibujante?
R.- Bueno, como te dije, yo nunca dibujo,
yo pinto el cuadro directo, mentalmente. Pero se podría decir que sí porque el
resultado de mis pinturas es el resultado de un buen dibujo.
También hago retratos y la gente ha quedado
contenta con los retratos que les hago. En este momento estoy haciendo uno de
Armando Morales, vamos a ver qué opina él.
P.- ¿Cuál es tu ritmo de trabajo?
R.- Trabajo de 8:00 a.m. a 11:00 p.m. Me
desespera perder el tiempo. Yo no puedo estar sentado aquí; tengo que estar ahí
en el cuadro. A veces me pongo a ver una película, pero no la estoy viendo
porque estoy pensando en el cuadro, ni siquiera sé de qué se trata y mucho
antes que termine me levanto porque tengo que estar ahí –señalando con la
mirada el cuadro del platanal—.
En los años 90 estuve tres días y tres
noches pintando sin dormir, hasta que me tuvieron que llevar al hospital porque
un ojo se me desvió. Siempre estoy pintando, si salgo a hacer un mandado y me
tardo mucho, ya me siento que estoy perdiendo el tiempo. Tengo un frenesí por
la pintura.
P.- ¿Cuáles son tus planes como pintor,
hacia dónde querés caminar?
R.- En este momento de mi vida he sentido
que estoy detenido, como estancando, porque hago muchos encargos y esos cuadros
que pinto pasan de mi talle a una casa. Necesito salir, que mis cuadros se
muestren, que muchas personas los puedan apreciar, que salgan de Nicaragua.
Este año no voy a tomar más encargos de los que ya tengo, voy a dedicarme a
trabajar por mi carrera, quiero exponer mis pinturas en otros
países.
* Sagrario Chamorro es directora de
Galería Pléyades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario