miércoles, 29 de julio de 2015

ALFONSO XIMÉNEZ….EL HOGAR NUESTRO DE CADA DÍA*

La Obra por terminar

ALFONSO XIMÉNEZ….


    “Ximénez ha llegado a simplificaciones magníficas del hogar nuestro: tiene sus casas reducidas a su esencialidad poética; algunas parecen captadas en el momento de convertirse en letras de un alfabeto arquitectónico nuevo”, aseguró PACA, luego de observar el mundo pictórico de Alfonso Ximénez; abordando la cotidianidad de la habitación del nicaragüense. A través del óleo sobre tela, el pintor revela el colorido de las casas utilizando líneas marcadas fuertes para luego mancharlas, texturas directas; convirtiendo el paisaje citadino urbano, en una expresión obsesiva por dibujar los “templos” que cubren al nicaragüense.

    Es pues Ximénez alumno predilecto de las lecciones  que sobre el paisaje Peñalba dictaba en la Escuela de Bellas Artes- De ahí su creciente predilección por el expresionismo para asimilar con mayor rigor el paisaje urbano; paisaje habitacional con sus imágenes interiores. La formulación pictórica  de Ximénez radica fundamentalmente en un axioma de la plástica expresionista: convertir en planteamiento estético la realidad exterior e inmediata. Por eso es que su intención no es la deformación de planos y perspectivas sino la utilización de lógicas visuales que lo lleven a la belleza de lo cotidiano.

     Alfonso Ximénez confiesa que pertenece a los denominados informales de la Escuela de Bellas Artes por su breve estadía de sus estudios. El maestro Peñalba tenía dos momentos didácticos momentos didácticos: invierno y verano. El primero consistía en la elaboración plástica dentro del estudio; el segundo fuera de él; es decir, una combinación de interiores y exteriores trabajados de manera individual por cada artista novel. Libertad sobre temas y motivos. “El Estilo surge luego de la búsqueda inicial y la experimentación”, afirma el pintor Ximénez. Pero esa búsqueda debe estar en correspondencia con la orientación didáctica que brindan el lenguaje plástico y el lenguaje literario. De esto último Alfonso sostiene que es un elemento fundamental en la formación de los artistas plásticos, porque –asegura— con la literatura se logran atrapar mundos que son propios a cada artista. “No es necesario hacer bocetos sobre papel o tela sino que hay que hacerlos mentalmente, que son a su vez en blanco y negro, luego vienen los colores asimilados en el ejercicio”, manifiesta Ximénez.

    Hay muchas concepciones sobre cómo y cuándo la obra está por culminar o ya está finiquitada. Alrededor de esta los artistas plásticos sostienen diferentes criterios, pero lo fundamental es tener conciencia de que la plástica, ese duro oficio, posee sus derroteros difíciles, y que a veces tiende a vencer al artista. De ahí que Ximénez afirme que lo único que vence al artista no es la obra por terminar, sino el tiempo. “A Picasso no se le ocurrió morir temprano”, sentencia Alfonso para corroborar sus afirmaciones anteriores”. Los indios no firmaban las obras, en cambio en la actualidad sólo se habla de firmas, técnicas, estilos, etc.” Obviamente sin dejar a un lado el estudio teórico de las muestras pictóricas, pero teniendo presente que lo más importante no es el nombre del artista en sí sino el de la obra en particular.

    En un momento Ximénez retoma el tema de la obra por terminar y confiesa que toda obra es inconclusa., debido al ya externado juicio del tiempo que vence al artista en la conformación de un universo vastísimo capaz de darle al pintor herramientas para asegurar que una obra está terminada. Entendiendo que la obra es el conjunto de ejercicios pictóricos; la obra no es producto de una suma como la creación bíblica, sino producto de siglos, sentencia Alfonso Ximénez. Una concepción personal alrededor de la confección de la obra en todo su conjunto. Alrededor de los estilos el pintor afirma que no son espontáneos ni premeditados.

    Alrededor de la continuidad de la plástica nicaragüense, Ximénez sostiene que hay momento de crisis, pero no entendida generalmente, sino de algunos pintores; esto obedece –afirma— a circunstancias de inmadurez; una crisis de nombre, de hacer lo que está más rápido sin responder a un patrón estético determinado. Continúa diciendo que lo más saludable es la exigencia en la calidad de la plástica con la continuidad debe darse con los certámenes de Artes Plásticas que año con año patrocina y promueve la ASTC. Considera que ese es un buen termómetro para ir midiendo el quehacer de la plástica nuestra.

    Asegura Ximénez que su relación con poetas y escritores le ha ayudado para tener una visión macro del mundo de las artes. A propósito de ello, el pintor afirma que algunos de estos artistas de las letras han realizado trabajos sobre su quehacer plástico: Beltrán Morales, Carlos Alemán Ocampo, Pablo Antonio Cuadra y Ana Ilce Gómez. Quizás producto de esa inmersión en la pictórica de Ximénez fueron dados a la luz esos trabajos.

    Alimentado por la necesidad de dotar su motivo plástico de un contenido extraído de la realidad, el pintor Alfonso Ximénez ha llegado a jugar con la geometría del hábitat nicaragüense; sus entornos, sus dominios internos y lo más importante la concepción del templo; el hogar de cada familia envuelta en el misterio y el sacrificio diario. Signos de lucha escondidos detrás de cada puerta que se abre en los ojos de Ximénez, penetrando con solvencia estética en la característica fundamental del nicaragüense. La conceptualización de un mundo propio dilucidado en cada trazo pictórico con hálitos de cotidianidad es el pan nuestro de cada día del pintor. Ese es el universo pictórico de Alfonso Ximénez, quien a propósito fuera distinguido con una mención de honor su óleo “Paisajes de Casares”, en el recién pasado certamen de Artes Plásticas de la ASTC.


*Publicado en el Suplemento Cultural “Ventana”. No. 301. Sábado 25 de Julio de 1987. Pág. 2. 

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