La
Obra por terminar
ALFONSO
XIMÉNEZ….
“Ximénez ha llegado a simplificaciones magníficas del hogar nuestro:
tiene sus casas reducidas a su esencialidad poética; algunas parecen captadas
en el momento de convertirse en letras de un alfabeto arquitectónico nuevo”,
aseguró PACA, luego de observar el mundo pictórico de Alfonso Ximénez; abordando la cotidianidad de la habitación del
nicaragüense. A través del óleo sobre tela, el pintor revela el colorido de las
casas utilizando líneas marcadas
fuertes para luego mancharlas, texturas directas; convirtiendo el paisaje
citadino urbano, en una expresión obsesiva por dibujar los “templos” que cubren
al nicaragüense.
Es pues Ximénez alumno predilecto de las lecciones que sobre el paisaje Peñalba dictaba en la Escuela de Bellas Artes- De ahí su creciente
predilección por el expresionismo para asimilar con mayor rigor el paisaje
urbano; paisaje habitacional con sus imágenes interiores. La formulación
pictórica de Ximénez radica
fundamentalmente en un axioma de la plástica expresionista: convertir en
planteamiento estético la realidad exterior e inmediata. Por eso es que su
intención no es la deformación de planos y perspectivas sino la utilización de
lógicas visuales que lo lleven a la belleza de lo cotidiano.
Alfonso Ximénez confiesa que pertenece
a los denominados informales de la
Escuela de Bellas Artes por su breve estadía de sus estudios. El maestro Peñalba tenía dos momentos didácticos
momentos didácticos: invierno y verano. El primero consistía en la elaboración
plástica dentro del estudio; el segundo fuera de él; es decir, una combinación
de interiores y exteriores trabajados de manera individual por cada artista
novel. Libertad sobre temas y motivos. “El Estilo surge luego de la búsqueda
inicial y la experimentación”, afirma el pintor Ximénez. Pero esa búsqueda debe
estar en correspondencia con la orientación didáctica que brindan el lenguaje
plástico y el lenguaje literario. De esto último Alfonso sostiene que es un
elemento fundamental en la formación de los artistas plásticos, porque
–asegura— con la literatura se logran atrapar mundos que son propios a cada
artista. “No es necesario hacer bocetos sobre papel o tela sino que hay que
hacerlos mentalmente, que son a su vez en blanco y negro, luego vienen los
colores asimilados en el ejercicio”, manifiesta Ximénez.
Hay muchas concepciones sobre cómo y cuándo la obra está por culminar o
ya está finiquitada. Alrededor de esta los artistas plásticos sostienen
diferentes criterios, pero lo fundamental es tener conciencia de que la
plástica, ese duro oficio, posee sus derroteros difíciles, y que a veces tiende
a vencer al artista. De ahí que Ximénez afirme que lo único que vence al
artista no es la obra por terminar, sino el tiempo. “A Picasso no se le ocurrió
morir temprano”, sentencia Alfonso para corroborar sus afirmaciones
anteriores”. Los indios no firmaban las obras, en cambio en la actualidad sólo
se habla de firmas, técnicas, estilos, etc.” Obviamente sin dejar a un lado el
estudio teórico de las muestras pictóricas, pero teniendo presente que lo más
importante no es el nombre del artista en sí sino el de la obra en particular.
En un momento Ximénez retoma el tema de la obra por terminar y confiesa
que toda obra es inconclusa., debido al ya externado juicio del tiempo que
vence al artista en la conformación de un universo vastísimo capaz de darle al
pintor herramientas para asegurar que una obra está terminada. Entendiendo que
la obra es el conjunto de ejercicios pictóricos; la obra no es producto de una
suma como la creación bíblica, sino producto de siglos, sentencia Alfonso
Ximénez. Una concepción personal alrededor de la confección de la obra en todo
su conjunto. Alrededor de los estilos el pintor afirma que no son espontáneos
ni premeditados.
Alrededor de la continuidad de la plástica nicaragüense, Ximénez
sostiene que hay momento de crisis, pero no entendida generalmente, sino de
algunos pintores; esto obedece –afirma— a circunstancias de inmadurez; una crisis
de nombre, de hacer lo que está más rápido sin responder a un patrón estético determinado.
Continúa diciendo que lo más saludable es la exigencia en la calidad de la
plástica con la continuidad debe darse con los certámenes de Artes Plásticas
que año con año patrocina y promueve la ASTC. Considera que ese es un buen
termómetro para ir midiendo el quehacer de la plástica nuestra.
Asegura Ximénez que su relación con poetas y escritores le ha ayudado
para tener una visión macro del mundo de las artes. A propósito de ello, el
pintor afirma que algunos de estos artistas de las letras han realizado
trabajos sobre su quehacer plástico: Beltrán Morales, Carlos Alemán Ocampo,
Pablo Antonio Cuadra y Ana Ilce Gómez. Quizás producto de esa inmersión en la
pictórica de Ximénez fueron dados a la luz esos trabajos.
Alimentado por la necesidad de dotar su motivo plástico de un contenido
extraído de la realidad, el pintor Alfonso Ximénez ha llegado a jugar con la
geometría del hábitat nicaragüense; sus entornos, sus dominios internos y lo
más importante la concepción del templo; el hogar de cada familia envuelta en
el misterio y el sacrificio diario. Signos de lucha escondidos detrás de cada
puerta que se abre en los ojos de Ximénez, penetrando con solvencia estética en
la característica fundamental del nicaragüense. La conceptualización de un mundo
propio dilucidado en cada trazo pictórico con hálitos de cotidianidad es el pan
nuestro de cada día del pintor. Ese es el universo pictórico de Alfonso
Ximénez, quien a propósito fuera distinguido con una mención de honor su óleo “Paisajes de Casares”, en el recién pasado
certamen de Artes Plásticas de la ASTC.
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