domingo, 2 de agosto de 2015

ARMANDO MORALES EN “THE AMERICA᾽S COLLECTION”. Por: Sergio Dávila Castellón.* En: La Prensa Literaria. Sábado 2 de Mayo de 1992.

















Profesor Sergio Dávila Castellón

         Una extraordinaria exposición de pinturas y litografías del reconocido pintos nicaragüense Armando Morales, quedó inaugurada la noche del 10 de abril de los corrientes en la Galería The Americas Collection, en Coral Gables, donde asistió un público numeroso.

         Armando Morales es uno de los artistas de vanguardia de mayor envergadura y representa uno de los valores más cimeros de la plástica latinoamericana contemporánea. Su obra constituye uno de los aportes más genuinos por encontrar soluciones estéticas profundas dentro del vasto mundo pictórico de hoy. Resulta palmario que la pintura de Morales no es ni ha sido nunca el resultado de recursos trillados encajonados, de felices recetas o de amaneramientos técnicos limitantes, sino el de una paulatina y vasta red de asimilaciones de la naturaleza y de los museos, producto de una aguda reflexión intelectual unida a una larga experiencia y a una percepción visual fuera de lo común, que han ido dando forma a su obra hasta colocarla dentro de calidades tonales, lumínicas y texturales que han otorgado un efecto pictórico trascendente en sus cuadros.

         Desde sus inicios de hace más de cuatro décadas, el pintor se mantuvo durante casi dos de ellas dentro del campo de la abstracción constructiva, después de sus primeras incursiones dentro del realismo inicial en la Escuela de Bellas Artes con la certera orientación del maestro Rodrigo Peñalba. Después fue profundizado su arte hacia calidades pictóricas cada vez más amplias, donde los recursos técnicos y estéticos enfrentaban problemas del espacio y del sentido arquitectónico de las formas, ejecutando sus obras con gamas sobrias que no obstante recorrían y planteaban diversas insinuaciones cromáticas.

         Sin embargo, alrededor de la década de los 70, su pintura fue tendiendo otra vez hacia un paulatino figurativismo, abarcando poco a poco diversos temas que en realidad ya antes había tratado y que ahora renovaba con vigor y con una visión más lúcida y penetrante.

         Pero estos temas conservaron siempre elementos esenciales pictóricos que con anterioridad había desarrollado en su pintura abstracta, como la estructura formal rigurosa, la economía cromática, su precisión lineal y su constante inquietud por el problema espacial. Ahora su mundo pictórico se enriquecía con nuevos elementos y planteamientos estéticos, abría paso a nuevos contenidos dentro de un mundo mágico y metafísico que otorgaban naturalidad y contundencia a sus creaciones, hasta llegar el pintor a obtener efectos plásticos de la mayor hermosura y magnificencia en la calidad pictórica de la obra.


         Temas como el desnudo femenino, ubicado a veces dentro de complejas arquitecturas o fondos marinos, magníficos bodegones, tratados con agudeza lineal y delicado cromatismo, selvas amazónicas a veces tupidas o con troncos vibrantes de luz y color, escenas taurinas ejecutadas en formatos pequeños en pintura breve directa o casi directa, temas religiosos llevados a lo solemne y expresivo, han ido poblando sus telas en los últimos veinte años, enriqueciendo y consolidando su ya vasto mundo plástico cada vez más, tanto en su aspecto estético como en su contenido y en sus temas. Su obra es por lo tanto el producto de una mente amplia y artísticamente generosa que rechaza todo tipo de estancamientos. Es por ello contraria a la de otros que determinan su trabajo durante largas décadas dentro de ciertos límites técnicos, estéticos y temáticos. La pintura de Morales es abarcante en los más amplios sentidos y evade las limitaciones para ordenarse dentro de distintos géneros y en diversos efectos visuales que va dejando liberar poco a poco dentro de una evolución rica y penetrante. Nada es mecánico y frío. Si hay preconcepción, hay también espontaneidad, si hay razonamiento hay también intuición, si hay voluntad hay también abandono. Se reúnen en su obra elementos paradójicos que desembocan en un arte completo, íntegro y total, a la manera de los antiguos maestros, que consideraban el arte como una síntesis indisoluble de técnica, estética y contenido, manteniendo un vasto acopio de conocimientos técnicos-artísticos y humanísticos que unidos a una precisa observación de la naturaleza, mantenía siempre vivo y fresco el impulso creador, condiciones éstas indispensables del artista total.


         La obra de Morales ofrece un efecto de asimilación multicultural, rechaza todo tipo de ortodoxias pictóricas, pero absorbe las más valiosas influencias antiguas y modernas hasta depurarlas dentro de un nuevo resultado estético.


         En su pintura, los objetos son trascendidos de su inmediatez de tales para convertirse, por el concurso de la alquimia del tratado pictórico puro, en otra cosa, para ordenarse dentro de otros planos más allá del nuestro. La monumentalidad en la representación, el efecto de la intemporalidad y de silencio y la atmósfera de misterio que se aprecia en sus cuadros producen un ambiente solemne y evocan en alguna medida la obra de pintores tenebristas claros curales del Siglo XVII, si bien la atmósfera generalmente dorada en que éstos sumergían sus cuadros, es impulsada hacia el gris frío en muchos cuadros de Morales. Sus obras no valen, por lo tanto, por lo que en ellas está representado, sino por lo que está significado. El crea un mundo metafísico y lírico a través de sus temas, produce un ambiente extraño, ambivalente, a la vez intangible como el fantasma y material como la piedra, casi místico y casi físico, antiguo y actual, como la obra del viejo mago de Rembrandt, de los tiempos pasados, o como la del viejo brujo de Lee, de los tiempos modernos, que, juntaron elementos antagónicos en sus obras para producir con ello un asombroso mundo pictórico coherente dentro de una visión.


         En muchas de sus obras, Morales alcanza una delicadísima frescura en la ejecución, sin perder por ello la profundidad. Hay que saber lo que este hecho representa pues a veces se obtiene la frescura a costa de perder profundidad o se consiguen tonos profundos a costa de disminuir o aniquilar la espontaneidad. Morales es un pintor valorista, íntimo y semicromático. Es eminentemente arquitectónico, indiscutiblemente formal y evidentemente lírico. Aplasta la profundidad pictórica sin destruirla, para evitar el hundimiento de la vista en el fondo, supedita el color a la luz y atenúa en las grandes masas el efecto fuete de color para envolverlo en la jerarquización de valores tonales, obteniendo así un enigmático efecto sinergético de forma –luz— color en sus cuadros. Grises y luces se producen aparentemente tan sin fatiga, como emergiendo de sí mismo por transparencia de distintos colores, pero que en realidad fueron obtenidos por medio de un largo proceso técnico.

         El “ensuciamiento” del colores magros de base que él utiliza, con tonos grises diversos e incluso el negro, probablemente en alguna forma derivado del Tiziano, más el raspado subsiguiente y el resultante levantamiento parcial del fondo con sus posteriores  vigorizados de luz y sombra para remate del trabajo, confieren a sus obras de formatos mayores y un efecto añejo altamente dignificante del color e impecabilidad tonal y textual que aumenta considerablemente la acicalada calidad de su trabajo, y lo impulsa hacia el efecto de formas camufladas en que todo queda magnificado por el encanto y la magia del efecto final, reforzando el contenido poético y lírico de la ora. Pero estos contenidos, subjetivados por el pintor, no son deliberados, plenamente conscientes o previos, es decir, procurados, sino involuntarios, implícitos, ambiguos y subliminales, es decir, liberados, a los que el artista llega por la capacidad de saber abandonarse a la pintura en el momento del proceso creador, de dejarla escaparse de sus manos. Son, por lo tanto, contenidos que deja aparecer y no que provoca, sino en los que finalmente desemboca. Pero el factor pensante, muy determinante y presente en su obra, se opera seguramente con mayor agudeza en momentos diferentes al del momento creador, que sólo reclama el goce y la entrega.


         Es así como puede entenderse que su arte sea una constante preocupación de madurez pictórica y de meditación que por su propia naturaleza, libera extraño contenidos. Es una obra de reflexión, no de explosión, de expansión, no de pasión y de ahí su casi total alejamiento de cualquiera de las formas del expresionismo delirante.

         Causa verdadera satisfacción el contemplar y recorrer de cerca con la vista la superficie de las peculiares pinturas de Morales, detenerse en las finas texturas y hundimientos de colores disyuntivos, donde las transiciones pasan de un tono a otro en forma tan natural, ahogando formas y resaltando luce, creando incisiones dactilares, insinuaciones anatómicas, y vibraciones cromáticas, modelando las formas y modulando el color, todo lo que sugiere una realidad onírica que paraliza la vista y distrae las preocupaciones.


         En muchas de estas obras de Armando, sobre todo en las que el desnudo femenino está presente, ha alcanzado ya él una mágica euritmia pictórica de proporciones estelares dentro de y una concepción visionaria, donde el enigma y el símbolo ofrecen diversas interrogantes. Se puede entonces ya hablar del estro y la entelequia.

         Por ello es que muchas de sus pinturas se presentan a los ojos del espectador moderno como extrañas y valiosas preseas.

         Hoy Morales es considerado uno de los mayores artistas de América Latina y sus pinturas son pertenencias de museos y coleccionistas privados. En el mañana, él será sin duda uno de todos los tiempos, y su obra, Patrimonio de la Humanidad.

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*Breves datos biográficos sobre Sergio Dávila Castellón
         
   Pintor nicaragüense actualmente radicado en los Estados Unidos.

          Exdirector de la Escuela Nacional de Bellas Artes y exprofesor de pintura e historia del arte de la misma institución.

            Excatedrático en Historia del Arte y Pintura de la Universidad Politécnica de Nicaragua.

            Ha participado en más de 50 exposiciones colectivas de pintura en América Central, América del Sur, Estados Unidos y Europa.

      Personalmente ha exhibido en Nicaragua y fuera de ella.

            Ha sido invitado especial para diversas bienales de Arte, incluyendo de Valparaíso, Chile.

            Ha viajado extensamente por Europa y otros países de Latinoamérica y los Estados Unidos en gira de investigaciones artísticas.

            Ha sido becado en diversos organismos para estudios de perfeccionamiento artístico.

            Ha publicado numerosos ensayos sobre arte en periódicos de Nicaragua, Guatemala y EE.UU.

            Ha sido incluido y seleccionado para participar en eventos artísticos en diversos países y en los Estados Unidos.

            Ha sido nombre jurado para diversos certámenes artísticos en su país.



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