sábado, 23 de septiembre de 2017

GALERÍA DE ARTE MODERNO “PINTURAS Y DIBUJOS DE RODRIGO PEÑALBA”. En: Novedades Cultural, Domingo, 8 de agosto de 1969



La obra de arte es una invitación al diálogo, es punto de partida para la reflexión; nos permite confrontar los múltiples elementos de la experiencia  transmitida por el artista con nuestra propia experiencia.

Juzgamos las partes y nos aventuramos en una apreciación del conjunto. La muestra personal con la cual Rodrigo Peñalba inauguró el 30 de Julio la Galería de Arte Moderno, dirigida por Rolando Steiner, es precisamente, un estímulo, una provocación intelectual que nos permite escudriñar la sicología del artista y, a través de su obra, de tomarle el pulso a lo que se podía denominar la pintura nicaragüense.

     Bien sabemos que la manifestación artística, la objetivación de la experiencia de vida o la simple percepción del mundo exterior plasmado en el lienzo, no se conforma a una representación mental precisa ésta sería, según Francastel, “imagen” en el sentido sicológico y no el sentido figurativo del término. Algunas veces el artista se le presenta el objetivo que pretende conseguir, pero sin que nunca logre materializar su intuición.

     Peñalba parte, en su búsqueda, con toda una serie de posibilidades técnicas, “metier”, mucha experiencia del trabajo, conoce muy bien, como se suele decir, “su cocina”, pero no lleva un objetivo definido, su pintura constituye el centro de una reflexión duradera, diría, casi una preocupación, susceptible de sugerirnos el instante fugitivo de la intuición, de mostrarnos abiertamente el proceso mental que nos lleva hasta el momento mismo de la creación.

     Fundamentalmente, sin embargo, su preocupación es la del artista que tiene miedo a su propia sombra, a la obra que al objetivarse pareciera perder las virtudes dinámicas que la caracterizaban en el momento de la creación. Trata. Por consiguiente, de abrirse un campo nuevo, de explorar nuevos caminos, sin saber a qué horizontes lo puede llevar una experiencia, que al fin y al cabo, es indispensable para todo artista. En esta búsqueda tentación a lo que el hombre no puede escapar, Peñalba se ensaya en géneros diferentes, pero no siembre con acierto; nos lleva de la evocación abstracta ─en la que se presenta con economía de medios, tímido en la composición, pero con profundo sentido de la composición, pero con profundo sentido de la armonía cromática─, al violento expresionismo de tipo alemán ─en la que  color, textura, composición nos dan la impresión de soltura, de mucha vitalidad─, pasando  a veces por un academismo, francamente, decadente como en la Niña con ave.

     La exposición gira un torno a un cuadro de valor ”Pido la palabra” en el que Peñalba se manifiesta con violencia , mostrándonos un dominio absoluto de los medios expresivos; la estructura cromática de esta pintura, que nos advierte al hombre de experiencia, nos hace pensar en que ésta es la línea que más siente el artista. Esta obra no puede dejarnos indiferentes, cumple su cometido, abriéndonos campo en lo que se refiere a la interpretación, a la intención del artista.

     Destacan igualmente las dos figuras secas de Esperanza: la economía de los medios expresivos lleva al artista a una sobriedad de gusto clásico, medio hierático, que no deja de recordarnos al Angelico. En perfil, en cambio, figura demasiada apretada, se distingue una estilización en el gusto de Ciacometti.

     Los diseños que nos propone el artista nos muestran al hombre que está experimentando o que ha ya experimentado diferentes estilos, en algunos vemos la clara intención social, medio demagógica, gratuita, en otros nos da una serie de paisajes poco espontáneos, con gusto demasiado rebuscado mientras no deje de imponerse un cierto academismo en la composición, en el trazado cuidadoso del diseño. No cabe la menor duda, esta es la parte más floja de la muestra.

     En conjunto, a pesar de lo interesante que puede ser para el artista el ensayo de nuevas formas de expresión, la exposición nos desorienta por la variedad de estilos, por la falta de coherencia y de unidad de propósitos. No ponemos en la tela de juicios los méritos de Peñalba, más si esperamos que en este diálogo que ha iniciado consigo mismo salga triunfante o, al menos, logre imponer su propia personalidad sin concesiones al ambiente, a una serie de determinismo de tipo sociable, más que social.

     Ante el maestro de generaciones no podemos, pues, eliminar las exigencias de un arte que se devora a sí mismo, que no persona al artista sus indecisiones o sus veleidades.



“ARTISTAS CRITICAN A PEÑALBA”

      En ocasión de la inauguración de la muestra personal de Rodrigo Peñalba, tuvimos la oportunidad de entrevistarnos  con algunos de los más destacados elementos del mundo artístico nacional. Aquí transcribimos lo esencial de us declaraciones:

     JOSSIE SALINAS: “Esta noche nos dijo es una reunión social Mañana vendré a ver los cuadros”.

PEÑALBA NO LOGRA SUPERARSE

LEONCIO SAENZ: “Se supone que es una obra reciente, en realidad data ya de alguno años; con la pintura, Peñalba se quiere poner al día, pero falla.

Mejor se hubiera quedado en la época expresionista a estilo de los alemanes, en el gusto de un Nolde, por ejemplo. En ese período hizo sus mejores obras, sus crucifixiones de entonces son características. Desde esa época Peñalba no logra superarse.

     Fue a Europa con las intenciones de ponerse al día, para darnos una pauta. Fracaso en el abstracto y no logra en este campo superar a sus alumnos.

Ahora vuelve a la figuración, esa es su línea”.
     “Su pintura añadió Sáenz es fría, no emociona, me da la impresión de ser decadente. Diré con franqueza que esperaba algo mejor como maestro y como director de la Escuela de Bellas Artes”.

     A propósito de los dibujos, Sáenz declaró: “El dibujo en sí lo considero como un cuadro o como una cosa acabada, completa, no como dibujitos pajareados. Peñalba se queda en la superficie, no veo la fuerza, la línea, hay algo que hace falta.

No se identifica con el objeto, no siente el tema, quiere hacer una cosa dramática, pero no acierta. El sintió sus Cristos, lo hizo con fuerza,  pero esto hace 20 años. Su dibujo es agradable sin dejar de ser convencional.

En los dibujos de retrato logra mayor penetración sicológica, no sucede lo mismo con el retrato”. Sáenz concluyó afirmando que “si Peñalba se hubiera mantenido en la corriente expresionista hoy fuera su verdadero maestro. A Peñalba dijo se le reprocha de no crear su propia pintura de quedarse estático. Un maestro de generaciones tiene la obligación de mantener su calidad y su prestigio a base de labor.

Morir pintando como doña Asilia”.


POSIBILIDAD DE RENOVARSE


NOEL FLORES: “No es que Peñalba esté en decadencia, considero que sólo cuando desparezca se podría emitir un tal juicio. 

Veo en Peñalba la posibilidad de renovarse. Con  relación a la retrospectiva que nos ofreció en vez pasada, no hay ninguna novedad, no hay libertad, se ha mantenido en su línea. Esto significa que ha mantenido su personalidad, en forma de expresión. 

Naturalmente, podríamos decir que no quiere o no puede salirse de eso o por conveniencia artística o simplemente porque quiere quedarse en el movimiento ambiental social, que le impide cultivar su propia originalidad, lo lleva a una ambivalencia.

Cuando ha tratado de salirse, de abandonar su línea, pareciera que no siente lo que hace, carece de pasión. En cambio, cuando trabaja en lo que a él le gusta, lo hace muy bien”.


COMO MAESTRO CUMPLE SU COMETIDO


OMAR DE LEON: “Bien la exposición. Es el mismo Peñalba.

 Innovaciones técnica agradables a la vista, pero no le veo un nuevo brote, le falta fuerza, pero puede salir algo nuevo”. Omar añadió que de Peñalba había visto “la misma estilización”, afirmando luego que era “un buen dibujante”.

Refiriéndose al ambiente social, de Léon dijo que él no cría en eso, además “sí uno no se da a conocer en la clase alta nadie le compra”. Señaló que “todos los edificios públicos están sin decoración” y que “prefieren comprarse en el extranjero litografías de a diez dólares”, antes que comprar obras nacionales.

     Comentando la observación según la cual los alumnos habían alcanzado al maestro o sí era que el maestro se había quedado estático. Omar de León dijo que: “no hay plan de superación”, cada uno sigue su búsqueda”, además que “no se puede afirmar que el uno sea mejor que el otro. Todos hemos avanzado”. De León terminó diciendo que no podía negar lo que debía a Peñalba: sus principios de formación, lo cual enfatizó es un agradecimiento. 

“Peñalba anotó de León ya se encontró y va a quedar en eso. De él han desaparecidos las visiones, pero podría ser que nos dé otra cosa, a pesar de que esa cosa nueva podría romperse”.

LA MISMA RETROSPECTIVA


SARAVIA: Peñalba nos dijo se quedo estático. “Entre lo que está haciendo y lo que hacía cuando regreso de Europa no hay ninguna diferencia. Su estilo está muy bonito, pero sigue en la misma cosa”.

¿Qué es lo que esto significa?

     “Significa que el individuo no ha evolucionado durante veinte años. La técnica y el sentimiento sobre el arte, naturalmente. Cuando él vino ya había quemado sus naves y, prueba de ello, es que estamos en la misma retrospectiva de la vez pasada. No hay aquí ninguna innovación, ni creo en nuevas posibilidades porque ya lo hubiera dado”.

       A la observación que le hiciera sobre sí Peñalba valía más como pintor  o como escultor. Saravia respondió que Peñalba “nunca había hecho escultura”. Pero ¿cómo diablos firma algunas esculturas?

Francamente, no lo sé.

   Añadió Saravia que “una escultura es tridimensional, por consiguiente ningún dibujo es válido para una escultura”.

Concluyó diciendo que nos encontrábamos en un acto social y que la había gustado mucho la conferencia sobre la luna con la cual se inauguró la exposición.








     

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