En días pasados asistimos a la inauguración
de un hermoso mural ejecutado por el pintor Alejandro Canales miembro activo de
la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura (ASTC) en el Auditorio
del Instituto de Seguridad Social y Bienestar (INSSBI) con temas alusivo a a la
Revolución en sus múltiples aspectos y facetas, tratados con gran libertad
creativa y lucidez interpretativa en todos y cada uno de los elementos que
conforman una composición muy moderna, de colores cálidos y vibrantes, unidas a
una composición muy equilibrada de proporciones justas casi matemáticas, por la
precisión coherente de forma y contenido aunado cierto sentido del arabesco muy
propio del artista que ha sabido encontrar en este mural el camino certero
hacia mejores logros en el futuro. Nos llena de regocijo al notar el avance
cualitativo de Canales en esta obra al abordar el tema de por sí complejo como
es el de la Revolución, sino de la forma utilizada al interpretarlo sin el
fácil recurso de ciertos manierismos que algunos pintores nicaragüenses, de la
década del 50 ensayaron al tratar temas murales, siguiendo las directrices de
la Pintura Mural Mexicana, olvidándose de la originalidad que resulta de la
libre interpretación de los temas con sentido creativo, sin subordinarse
demasiado a ciertos cánones o ideas preestablecidas que limitan y entumecen una
obra, por bien intencionada o formalmente pintada que sea, siempre la faltará
espíritu o ángel que le dé resplandor y brillo propio será como el reflejo de
luna llena en el inmóvil y transparente espejo de un estanque.
Hemos apreciado en su justo valor esta obra reciente de Canales en el
campo difícil y poco explorado de la Pintura mural, quizá porque nuestra
tradición artística no se inserta en ese campo, pues es bien sabido que los
artistas precolombinos nicaragüenses no lo usaron sencillamente porque no
tenían paredes de mampostería en que pintarlos, ya que su arquitectura civil y
religiosa no hizo nunca uso de piedra cantera o adobe en la construcción de
templos y palacios como Mayas, Aztecas e Incas, a excepción de unos pequeños
adoratorios de piedra sin argamasa, lo arquitectos con sabiduría y fino
intelecto les indujo a usar materiales livianos como la madera y la paja en sus
construcciones que resultaron más resistentes y seguras merced a los continuos
terremotos que periódicamente sacudían la tierra, echando al suelo gruesas y
pesadas estructuras, como las que edificaron los españoles, para caer luego
abatidas por la furia tectónica de esta tierra donde habita quizás en sus
entrañas el infatigable Dios Vulcano que no se cansa de martillar el yunque y
encender la fragua. El tiempo y la historia dieron la razón de vivir en ranchos
a nuestros ancestros.
Este mural de Canales está pintado sobre una pared de madera laminada,
lo cual garantiza que no se desplome al primer temblor, como ocurrió con el
terremoto del 72 que destruyó algunos murales en la vieja Managua, al
desplomarse las paredes también se iba con ello lo pintado, como sucedió con
los murales de Pérez Carrillo y Caracas en el Instituto Ramírez Goyena y los
murales en relieve de Leoncio Sáenz en el Supermercado La Colonia de Montoya
hicieron posible que se modificaran, las
técnicas, claro ejemplo de ello son los grandes murales pintados por Sáenz en 74
en madera laminada sobre bastidores en el Supermercado de Nicaragua de Plaza
España, que por su solidez puede resistir un terremoto sin sufrir daño alguno
porque la estructura en que se sustentan es de acero y concreto reforzado, cabe
señalar que están ubicados en el interior del edificio protegidos de la
intemperie.
Cabe señalar que este es el tercer mural que pinta Canales en un lapso
comprendido de años a partir del triunfo de la Revolución. El primero más
grande está ubicado en el Parque Luis Alfonso Velásquez, ocupa una gran pared
de taquezal de una casa solitaria que un tiempo fue el restaurante “La Crucita”
en la vieja Managua. Es un mural efímero hecho para vivir poco tiempo, pues el
fuerte sol y la lluvia lo castigan constantemente, está pintado en acrílico
sobre una pared áspera con signos de grietas por todas partes, aquí Canales
utilizó una técnica poco usual en su pintura, figuras de mujeres en diversas
actitudes, de acentuado volumen utilizando como recurso el claroscuro y los
medios tonos. La composición es bastante arbitraria y no lleva una secuencia
coherente, las figuras parecen aisladas del contexto total de la obra como
añadidas para llenar espacios quedando grandes vanos sin pintar. Su mejor logro
es la parte más alta en el extremo derecho de la pared. Una figura de mujer
corpulenta se levanta dando la idea de fuerza y monumentalidad. El segundo
mural más pequeño está situado en la pared de lo que otrora fuera de Cafetería
“La India” de grata recordación de pintores y poetas que en amena tertulia
vieron desfilar los últimos días de una Managua agitada y bohemia. Este mural
es más bien decorativo de colores brillantes y llamativos, tiene por tema
mujeres cortando café, no logra sin embargo darle el sentido que debe tener un
mural; parece más bien un dibujo a color agrandado, con pequeños detalles que
se pierden a cierta distancia, no logra imprimirle ese golpe que a primera
vista totaliza toda la obra en una síntesis. No obstante hace uso por primera
vez del color blanco, lo que indica y a un avance que luego desarrollará con
feliz resultado en este último mural, donde la composición es casi abstracta,
el uso deliberado de colores planos de contraste acentuados por el blanco,
formando ya parte integral de la composición, realizando las formas sin perder
la entonación total de la obra, que resulta compacta y homogénea. Lástima que usara colores en
esmalte de los que se usan para pintar casas, quizá debido a la austeridad o a
la falta de acrílicos en el mercado, lo que impide que los colores sean más
vibrantes y transparentes, perdiéndose así un mejor efecto visual más armonioso
y acabado. En fin esta obra pese a las limitaciones antes señaladas, conserva
calidad y frescura y nos demuestra que puede hacerse arte de calidad usando los
medios y materiales al alcance, es también una lección de disciplina y amor al
trabajo hecha con dedicación y buen gusto estético de nuestra admiración y reconocimiento.
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