lunes, 31 de octubre de 2016

NOEL FLORES: “LO ABSTRACTO NO ESTA FUERA DE LO NATURAL”. Novedades Cultural, 1970.



     En el ambiente de los pintores se dice con insistencia de que estas preparando una gran exposición de escultura en metal. Que ya tiene listas unas veinte obras y estas tratando de conseguir el patrocinio de la Sociedad Pro-Arte Rubén Darío. Más aún algunos comentarios señalan como el único lugar apropiado para su exposición los jardines del Teatro Nacional. ¿Qué nos podrías decir de esto?

   Noel Flores Castro, pintor y escultor. Profesor en la Escuela Nacional de Bellas Artes, sonríe simplemente y se encierra en su característico hermetismo. Siempre el mismo tímido, reservado, no ha cambiado desde cuando lo conocimos hace algunos años, en la famosa Villa Fabricotti de Florencia, Italia, donde en un ambiente de bohemia, se lo disputaban las muchachas rubias de Alemania, Suecia, Noruega. Con su sonrisa siempre a flor de labios, sorbe tranquilamente la cerveza y comienza a explicarnos cuáles son las aspiraciones del artista.

     “El Pintor aspira a llenar su propia función como artista, la cual consiste, al mismo tiempo, en cumplir con su labor al servicio de la comunidad como elemento humano. En otros términos, tiene que cumplir con una labor en su propio ambiente y ponerla al servicio de quien la necesita.

     En realidad añade Flores─ cuando uno pinta lo primero que tiene que cumplir es con un deseo que nace de una necesidad emocional, un algo que nos impresiona, que puede ser chocante o agradable, que lanza al artista en la ambición de plasmar ese sentimiento en forma violenta o plácida, en líneas que se puedan definir bajo diferentes aspectos”.

     Refiriéndose a su labor de pintor, Flores comenta: “Actualmente estoy haciendo una pintura abstracta, diría para precisar que se trata de un abstracto objetivo que consiste en  respetar ciertas figuras, ciertas formas dentro de  un paisaje , por ejemplo. No se trata ─añade tratando de entrar al tema─ de un paisaje como uno lo mira, sino que trato de idealizarlo; insisto en que no hago un abstracto interpretable sino un abstracto objetivo”.

     Debussy ─agrega para explicar mejor su pensamiento─ transmite un impresionismo que está dentro de la realidad de las cosas. Quiero decir con esto que una realidad abstracto no es una cosa fuera del alcance, fuera del natural”.



     Tú haces una diferencia entre abstracto intelectual y un abstracto, digamos, que se puede abstraer de la realidad, de la forma misma de las cosas, esto es lo que tú llamas abstracto objetivo o realista. En un cierto sentido tu explicación del  abstracto corresponde a una visión materialista de las cosas, pues repropones, en términos pictóricos, el pensamiento expresado por Marx en la Crítica de la filosofía de Hegel y según el cual ·”el  espiritualismo abstracto es materialismo abstracto; el materialismo abstracto es el espiritualismo abstracto de la materia". El filósofo quería señalar con esto que los esfuerzos colectivos humanos son al mismo tiempo materiales y espirituales, en cambio, tú llegas a una conclusión muy diferente en el sentido de que  consideras al abstracto intelectual “una curiosidad, una novedad de formas” Flores simplemente sonríe y pasa analizar la importancia de la línea y del color en la pintura: “Es lógico. Tienen su propio valor. Por ejemplo, el color reposa sobre el dibujo y ambos tienen que compaginarse sin llegar el uno al otro a mayor o menor importancia.

     En cambio la textura carece hasta cierto punto de valor porque es capricho del artista. A mi juicio la pintura  puede dar sólo color, sin buscar el apoyo de la textura. Para el pintor la textura es una variante que ayuda en la búsqueda de los planos, sirve para precisar las características  del objeto adaptada a la expresión, pero como elemento no le encuentro tanto valor o tanta necesidad. Una tinta, por ejemplo no tiene textura, pero tiene valor, da su propia intensidad de profundidad y volumen. La textura es un elemento de búsqueda determinada por el modelo, búsqueda aproximada de lo que se quiere expresar.

     Tratando de sacarle un juicio sobre la pintura nacional llegamos a abordar, con el reservadísimo Flores, la obra de Armando Morales: “Su trabajo me gusta no tanto como en técnica, pero sí por la importancia que ha dado a la pintura de Nicaragua y, en un cierto sentido, a la libertad de expresión; Morales es un iniciador del arte abstracto en el país y eso es una cosa que tiene valor”.

     Explícame qué es lo que valorizas en la obra de Morales:

 “Más que todo doy valor a la modernidad que ha introducido en la pintura nacional. En general, sin embargo, considero que su pintura no es muy personalista, está basada sobre todo, en un ambiente internacional, no vemos que sus líneas y sus planos, sean propio de él, originales, ciertamente, pone lo suyo, su interpretación, pero está en lo internacional.  No es el caso, en que cambio, de un Botero en el que encontramos líneas y características propias particulares”.

     ¿Quiere decir con esto que es mejor seguir, si se debe seguir a alguien, a los grandes maestros?

     “Para mí, lo más correcto, una vez que uno tiene sus conocimientos de los grandes maestros, es seguirse a sí mismo; porque de otra manera el valor no sería nuestro sino del patrón que uno sigue”.


     ─Volviendo al empleo de la textura, ¿qué piensa de Aróstegui?

     “Su pintura me gusta por los objetivos que persigue, es decir la idea que aplica a lo social y también como aprovechamiento técnico. Pero hasta un cierto punto me da la impresión de ser poco pictórico en su método de expresión”.

     La obra de Aróstegui ─nos dice Flores─ no lo convence “como pintura que va a trabajar a base de color”. “Da la impresión, ─añade─ de que se trata de un arte aplicado, al menos, eso es lo que sugiere. Es curioso, en sí, pero no como pintura sensitiva”.

     Flores sonríe siempre y se nos escapa cuando tratamos de sonsarcarle un juicio general sobre la pintura nacional.





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