En todo existe y reina la belleza
Y en todo
resplandece blanca y pura:
En el tenue
color de la corteza,
Y en el
regio fulgor de la hermosura;
En el gusano vil, en la serpiente,
En la roca,
en el cardo, en la Quimera,
En el manso
correr de la corriente,
Y en la
burla infernal de la pantera;
En la añosa pared de una muralla,
En el hondo
terror del cataclismo,
En el fuego
voraz de la batalla,
Y en la boca
espantosa del abismo;
En la mueca macabra, en el martirio,
En los
negros crespones del difunto,
En la zarza
punzante, y en el lirio,
Porque el
arte en la tierra es el conjunto.
Todo ríe, todo vibra y todo canta;
Y en todo
nos muestra sus primores
La belleza
sin fin que se levanta
Hasta la
acritud de los dolores.
Y todo esto lo absorben los artistas,
Los que
tienen su nido en el espacio,
Los que
viven de cielo y de amatistas,
De flores,
de diamante y de topacio.
Los que tiene poder por alto mando,
Los que
viven ajenos a lo humano,
Que lejos de
eclipsarse van dejando
Un reguero
de luz en el pantano.
El músico, el poeta, y el pintor,
De armonía y
perfume el tiempo puebla,
Suavizando
la angustia del dolor
Y sembrando
de estrellas la tiniebla.
Tú, que emprendes la lucha por la gloria,
No olvides
que en la vega del camino
Se encuentra
mucha zarza y mucha escoria
Que
trastorna los pies del peregrino.
Avanza, ya tiene los remos y la mira,
Despliega
pronto tu ala blanca y tersa,
Si el viento
t es bonancible, te inspira,
Y si la mar
embravece, harás fuerza.
Sois grande: ser pintor es ser poeta.
Encarnas con
calor tus impresiones,
Extrayendo
vivaz de la paleta
El misterio
lustral de los vellones.
¡Oh pintores que concebís profundo,
Dedos
artífices, hechicero, inmenso,
Mirad que
estáis pintando todo un mundo,
¡En un
pedazo feliz de vuestro lienzo!
Poder copiar la fronda y el follaje,
Y la espuma
del mar y la cañada;
Poder copiar
la risa del celaje,
Y el divino
fulgor de una mirada.
Poder pintar la luz de una sonrisa,
Y la tierna
expresión de los semblantes,
Los arbustos
mojados por la brisa,
Y el temblor
de los senos palpitantes.
Panorama de luz y de colores
En el cuadro
sutil de Rafael,
Estampar en
el lienzo, con fulgores,
Lo que no
hace la pluma en el papel.
Y
pintar el desmayo de una herida,
Y pintar el
acento de un arcángel,
La nostalgia
infinita de la vida
En el Juicio
Final de Miguel Ángel.
Todo todo lo puede y lo figura
La mágica
pestaña del pincel:
La alegría,
la duda, la amargura,
El espacio,
el desierto y el vergel.
Poder pintar la luna enamorada,
Y la vida
que vibra misteriosa
En el
palacio infinita de la nada,
¡Y el alma
que existe en cada casa!
¡Oh sublime aureola del gran todo!
¡Oh
Naturaleza que habláis de calma,
Y en todo sonreís: porque hasta el lodo
Tú,
que tienes en el cerebro un cirio,
Que tienes
en el pecho extraña voz,
Ya
introduces los ojos, con delirio,
En la trama
grandiosa del gran Dios.
Sois grandes: ser pintor es ser poeta.
No desmayes:
prosigue tus labores.
Ya tiene con
orgullo tu paleta
El secreto
matiz de los colores.
1915.
QUINTANA GONZÁLEZ
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*AZUL. Año I.
No. 5. Octubre de 1916. Revista Literaria Mensual. Director: J. Ramón
Pineda. Redactores: Hernán Zelaya R. Enrique y Roberto Debayle. Octavio
Quintana González. Agente Mayor: Manuel Roldán. Tip. G. Alaniz & Cía
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