Cuanto
nos complacen los triunfos de los nicaragüenses esforzados, tenaces, con alma y
con talento.
El
gran rotativo español 'La Prensa' de Nueva York, fecha 8 de enero nos trae la grata nueva siguiente,
al pie de un fotograbado del busto que aparece en esta página: “Hermoso busto
del panida nicaragüense Rubén Darío, 'el padre de la poesía
hispanoamericana', soberbia obra esculpida en madera por el joven y notable artista
nicaragüense don Roberto de la Selva, que ha sido adquirida por el periodista
argentino don Jorge Mitre, director de “La Nación” de Buenos Aires, para ser
colocada en la biblioteca de aquel prestigioso rotativo, cuya casa albergó por
muchos años al genialísimo e inspirado poeta, y en cuyas páginas publicara
muchos de sus preciosos poemas y artículos de elevado valor literario.”
Roberto
de la Selva se marchó hace cinco años a México. Era entonces sólo poeta.
Llevaba su espíritu artístico. Contempló unas esculturas y sintió, de súbito,
arder en él la llama de la vocación.
Y
se inscribió en la Academia de Bellas Artes, como alumno. Su primer maestro fue
el gran escultor azteca, Ignacio Asúnsolo. Pocos meses después, en la primera
exposición libre de la Academia, De la Selva presentó varias esculturas
cubistas que atrajeron imperativamente, por su novedad atrevida, la atención de
la crítica.
Luego
se dedicó también a la escultura en madera, y en esta revista publicamos hace un
año fotograbados de bustos modelados por él en yeso y madera.
Ahora,
nos llega la noticia de que está en Nueva York, y que triunfa.
El
señor Mitre, en su reciente visita a Nueva York, al ver el busto, exclamó: ¡Es
Rubén!
Busto de Rubén Darío, en madera, hecho por
el escultor nicaragüense Roberto de la Selva
|
Y
De la Selva se lo obsequió. Al día siguiente don Jorge Mitre le envió un
cheque: mil dólares.
Don José Mitre, director de “La Nación” de Buenos Aires, con el escultor De la Selva.
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ARTISTA, HAY QUE PINTAR…
POR: ROBERTO SELVA |
Artista, hay que pintar.
Pintar la melancolía
que tiene ganas de llorar
y de gritar noche y día.
Ponte con tu paleta
en asechanza del Alba,
píntala con la violeta,
y la liana y la malva;
pinta las cosas viejas,
todo lo puede pintar;
caras exangües, bermejas
o con gestos de pesar;
una visión de Antonio,
un verso de Garcilaso,
la lujuria del Demonio,
y el horror del Ocaso;
el Paraíso de Adán,
con la serpiente enroscada;
ó al Divinísimo Pan
en una selva sagrada;
ó del olímpico deseo
con la furia caprípeda,
y el amor de Orfeo
y la hermosura de Leda
Y ponte a soñar, pintor;
ponte a pintar ilusión:
mira que te mira Dios
desde una cumbre de Sión;
ó has como Rusiñol
el paisaje de los Pinos:
de aquellos que baña el sol
en sitios matagalpinos…
Artista, hay que pintar.
Pinta la melancolía
que tiene ganas de llorar
y de gritar noche y día.
Y pinta, para mí, los ojos
los de la inefable Calma:
de ellos tienen antojos
las saudades de mi alma…!
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Publicado en “Azul”.
Revista Literaria mensual. Año I. No. 4. León, Nicaragua, C.A. Septiembre de
1946. Director: J. Ramón Pineda. Redactores: Hernán Zelaya R. Henri y Roberto
Debayle. Octavio Quintana González. Impreso: Tipografía G. Alaniz.
Fuente: Biblioteca y Archivo Histórico "Dr. Eduardo Pérez-Valle": eduardoperezvalleblogspot
Fuente: Biblioteca y Archivo Histórico "Dr. Eduardo Pérez-Valle": eduardoperezvalleblogspot
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