SALÓN DE 1907
15 de Septiembre
La
Academia de Bellas Artes ha abierto la tercera exposición de pinturas. El
Jurado electo para juzgar los trabajos presentados á concurso en dicho ramo ha
discernido los tres premios en orden descendente, al señor Benjamín Escorcia, á la señorita
Angelina
Teller y al señor don Aristides Hazera. Ha habido verdadera
rivalidad en el certamen; todos los cuadros presentados son de mérito, y el
Jurado ha debido trabajar mucho para elegir –ya que era indispensable— entre
aquella linda colección de FRUTAS.
Aquí está un cesto rebosante de naranjas con
sus cortezas verdes y zumosas, que diríanse recién arrancadas al inclinado
ramo. Allá mamones en racimo y naranjas y limones, combinados en elegante
disposición con el vaso y la cucharilla para el refresco. Mango segura, pincel
avezado á forzar al color á entregar sus secretos, dícenme que esas telas deben
llevar como blasón de origen: Peñalba pinxit. Tal firma leo en otros varios
cuadros que se distribuyen sobre las paredes de la galería donde el Arte
nacional ha celebrado el triunfo del esfuerzo sobre la indiferencia
circundante. Entre ellos un símbolo: La
Envidia. El cuervo feroz que picotea los laureles del genio y el doloroso gesto
de aquella faz martirizada por el más cruel de los sufrimientos; y un lienzo
mural, destinado para ser uno de los catorce que debieron decorar la iglesia
principal de esta ciudad: Jesús
consolando á las mujeres. El noble gesto del Nazareno augusto, del Jesús
blondo que va al suplicio, constata en su doctrina de misericordia y cuya
mirada apacible cae como una unción suave sobre el corazón de aquellas mujeres
compasivas, contrasto con la rudeza de los verdugos que arrastran al
sentenciado por Pilatos entre el tumulto y los gritos, entre la cólera y la
piedad de aquella conmovida Jerusalén.
León F. Aragón ha enviado, según me dicen esta riente moza, con
su batea colmada, donde el trópico muestra su pompa. La jugosa pina de, la
guayaba de sabrosa pulpa, icacos, destacándose sobre esta…
[…] etiqueta mira al través, un cestito volcado donde los pinceles han
llegado al prodigio, y el vaso en el que queda una parte del licor escanciado,
el vino rojo y generoso. Tal el cuadro en conjunto. Tiene alguno de frutas. La
verdad le da siempre su ósculo glorioso.
Benjamín
Escorcia ha sido recompensado con el primer premio. ¿El efecto de su cuadro?
Sí lo tiene. Las piñas están pintadas con maestría y hay naranjas y mangos,
guanábana y soncoya. Su triunfo, de buena ley.
Angelita Teller ha pintado en artística agrupación naranjas y
mangos, icacacos y jocotes; la pitahaya de color cardenalicio y los áureos
bananos. El toque más alto lo dá uno de éstos despojado en parte de su cáscara.
Tiene también en la galería entre otros trabajos, su Despedida premiada en el certamen anterior. De una sencillez
sugestiva, el sentimiento flota dominando los escasos defectos de su ejecución.
Es el recluta arrancado al amor de los suyos por las exigencias del servicio
militar o por la guerra encendida, que atado del brazo y con la chamarra al hombro se despide de su
mujer á la vera de la cerca de su rústica habitación.
Juan Cuadra tiene aquí dos notables paisajes. Su pincel sabe
jugar con los contrastes. La luz es su querida. De ellos podría decirse con
Peter Altemberg, “lo triste es así…” El uno es un mar gris, un “mar de
pizarra”, la barca inmóvil con las velas colgadas de los mástiles, en pleno
reposo. El viento está ausente. El cielo hace juego con el mar, y los toques
magistrales en esa lucha de la luz con las sombras invasoras, cautivan el alma
y la hacen sentir la fuerza melancólica del paisaje. El otro es una puesta de
sol Crepúsculo del trópico, fantasía de colores en derroche. La selva susurrante,
y en la tristeza visperal de la hora, el caminante solitario que atraviesa por
la tortuosa senda.
Chepita
Pineda, exhibe unos magníficos retratos al crayón.
Trabajos en que ha igualado al maestro; hablo de Pedro Martínez.
Y
más firmas. Aquí hay unos paisajes de Margarita Browne-Weeber. Los ocasos tropicales
derramando la fiesta de sus luces sobre el atavismo de las nieblas británicas. Rosibel Morales,
haciéndonos sentir la Resignación en
la actitud completa de su símbolo. J. D. Tijerino con
su cuadro Frutas, ingenuo y de
potencia imaginativa; José Antonio Sarria
con un retrato de doña María de Villa, en que esta dama muestra su
aristocrática belleza, y algunos paisajes para biombos; José López, con varias pinturas
decorativas, notables por la gracia, y Polito Marín un iniciado de pocos años que ha
exclamado en nuestros torneos: Yo también soy pintor.
Una agradable
impresión deja en el ánimo la vista de esta galería donde el Arte patrio ha
celebrado el triunfo del esfuerzo sobre la indiferencia circunstante. —
CRONISTA.
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*Publicado en revista “El Alba”.
Publicación mensual. Segunda Época; tomo III, No. 2. León, Nicaragua, 15 de
Octubre de 1907. Director: Antonio Medrano. Redactores: Manuel Tijerino y
Belisario Salinas. Impreso en Tip. de J. C. Gurdián &
Cía. Ltda. Pp. 73-76.
Fuente: Biblioteca y Archivo Histórico "Dr. Eduardo Pérez-Valle": eduardoperezvalleblogspot
Fuente: Biblioteca y Archivo Histórico "Dr. Eduardo Pérez-Valle": eduardoperezvalleblogspot
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