lunes, 6 de octubre de 2014

QUIERO MOSTRAR AL MUNDO MIS PINTURAS. Por: Sagrario Chamorro*. En: La Prensa, 21 de febrero de 2000.



El estudio de pintura de Mauricio Rizo es la sala de su casa. Ahí nos recibe muy amable y sonriente, y mostró un cuadro que está por terminar: es un platanal. Este pintor autodidacta muy especial posee conocimientos técnicos asombrosos. Sus pinturas se venden, pero ahora él quiere que también se le conozca en el exterior.

Y es que Rizo ha sido tan cotizado aquí, en Nicaragua, que no ha tenido tiempo de proyectarse fuera. Este año, está trabajando, especialmente, para dos exposiciones que Galería Pléyades llevará a cabo en el exterior: en El Salvador y México.

P.- ¿Cuántos años llevas pintando?

R.- Pintando más formalmente, alrededor de 22 años.

P.- ¿Pero antes de hacerlo formalmente?

R.- Desde niño salía al campo y observaba. Yo nací en las afueras de Jinotega y después viví en Estelí; nueve años viví en el camp. Empecé a dibujar desde la primera vez que tuve un papel y un lápiz, fue como abrir los ojos, y desde entonces ha sido una, una necesidad increíble. Todo el tiempo que fui aficionado yo regalaba mis cuadros; la verdad es que fue una escuela para mí.

P.-¿Cuál es tu tema preferido? Porque según entiendo pintas retratos, paisajes urbanos y desnudos.

R.- Me encanta el paisaje. Todo en el paisaje me gusta, lo seco y las raíces tienen mucha riqueza cromática. El verdor y la luz me fascinan. A veces cuando ven los paisajes que pinto me dicen que ya más que eso no se puede lograr. Yo no creo eso, o sé que estoy empezando apenas y precisamente eso es lo que me gusta del paisaje, que es infinito. Se me viene una imagen y empiezo. Entonces en el proceso no me sale y se convierte en una batalla.

P.- ¿Cómo sabes cuándo un cuadro está terminado?

R.- A veces lo termino, pero lo vuelvo a ver y me doy cuenta que no está terminado; la forma está bien, pero el vestido siempre es una lucha. Si me da mucho problema, lo dejo tres días descansando y entonces el mismo cuadro me dice lo que le hace falta. Siempre pinto dos o tres cuadros a la vez para no agotar la mente con una sola cosa.

P.- ¿El vestido?

R.- El vestido es la luz y el color, es lo que viste al cuadro. No es la forma, es el movimiento, es decir, el estudio de los colore y la luz.

P.- ¿Y cómo es que armas toda esa naturaleza que es tan realista y vívida?

R.- La composición del cuadro la hago en mi mente y tomo imágenes de fotos para insertarlas en una idea preconcebida. Es una fusión de la realidad y la memoria. Nunca realizo dibujos o bocetos. Pinto zonas independientes, es decir, mancho. Son como injertos que se van adaptando. 

P.- Y hablando de dibujo ¿Te considerás un buen dibujante?

R.- Bueno, como te dije, yo nunca dibujo, yo pinto el cuadro directo, mentalmente. Pero se podría decir que sí porque el resultado de mis pinturas es el resultado de un buen dibujo.

También hago retratos y la gente ha quedado contenta con los retratos que les hago. En este momento estoy haciendo uno de Armando Morales, vamos a ver qué opina él.

P.- ¿Cuál es tu ritmo de trabajo?

R.- Trabajo de 8:00 a.m. a 11:00 p.m. Me desespera perder el tiempo. Yo no puedo estar sentado aquí; tengo que estar ahí en el cuadro. A veces me pongo a ver una película, pero no la estoy viendo porque estoy pensando en el cuadro, ni siquiera sé de qué se trata y mucho antes que termine me levanto porque tengo que estar ahí –señalando con la mirada el cuadro del platanal—.

En los años 90 estuve tres días y tres noches pintando sin dormir, hasta que me tuvieron que llevar al hospital porque un ojo se me desvió. Siempre estoy pintando, si salgo a hacer un mandado y me tardo mucho, ya me siento que estoy perdiendo el tiempo. Tengo un frenesí por la pintura. 

P.- ¿Cuáles son tus planes como pintor, hacia dónde querés caminar?

R.- En este momento de mi vida he sentido que estoy detenido, como estancando, porque hago muchos encargos y esos cuadros que pinto pasan de mi talle a una casa. Necesito salir, que mis cuadros se muestren, que muchas personas los puedan apreciar, que salgan de Nicaragua. Este año no voy a tomar más encargos de los que ya tengo, voy a dedicarme a trabajar por mi carrera, quiero exponer mis pinturas en otros países. 

* Sagrario Chamorro es directora de Galería Pléyades.

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