domingo, 23 de agosto de 2015

EL CASO DE RODRIGO PEÑALBA. Por: Luis Arce.En: Nicaragua. Revista Mensual Ilustrada. Vol. 1. Núm. 2. Octubre de 1934.

──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────
DON RODRIGO PEÑALBA. Caricatura 1934. 
──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────

En broma y en serio

    El caso de Rodrigo Peñalba, desde luego, no es el caso del “Dr. Jikele y Mr. Hyde”; pero a pesar de todo tienen cierta similitud, porque debemos separar en Rodrigo Peñalba la personalidad que tiene como boticario y la que ostenta, con cierta humildad, como artista de nota.

    Rodrigo, para nuestra inquietud, vale más como caricaturista y dibujante que como boticario; aunque para los efectos de “la ineludible pana del mercado”, tanto en su actual hogar como en el futuro de su futura consorte –exigente consumidora de telas y alimentos— es preferible un boticario bien alimentado que cien Ramones Matus volando.

     Ahora tenemos que Rodrigo quiere dar de patadas al boticario para que el artista pueda tener libres las alas y emigrar, como los patos de la Legarloff, para los países llenos de promesas que bañan las aguas del Báltico y del Adriático. Quiere vivir en Europa, conseguir que, en el Museo de Louvre expongan cuadros suyos y dar nueva honra y gloria a está ínfima patria.

     En ese caso, los jabones turcos, la ipecuana, y las píldoras de Bristol perderían su más entusiasta y afortunado expendedor; pero Nicaragua pondría en el tapete de la suerte la ficha de una nueva celebridad.

     A este Rodrigo Peñalba le suceden las cosas más divertidas. A veces esgrime el lápiz para pergeñar una caricatura, y comenzado ya el primer trazo, aparece en el umbral de su botica una maritornes que pregunta por una cuarta de aceite de Castor, y entonces el lápiz en vez de rematar la figura diseñada, cae implacable y dolorosamente sobre el papel, escribiendo, después del signo de pesos, 0,25.
     Ocurre también que cuando está terminando una pintura al óleo, oye decir:

     ─ Dos centavos de aceite fino.

     Y en vez de meter el pincel en el color adecuado, se equivoca y lo destiñe en el frasco del producto farmacéutico, por aquello del nombre latino del aceite. 

     ¿Qué hacemos con Rodrigo Peñalba? La pregunta es difícil de contestar. Pero lo más prudente y noble sería expulsarlo de Nicaragua con una pensión que le permita vivir en los países donde conquistaría renombre para esta pobre patria.

     Ya que el Jefe Director de la Guardia tiene su equipo de base ball, también es justo que el Presidente Sacasa se preocupe por pensionar, con el nombre de “Pensión Sacasa”, a un joven que más tarde haga inolvidable esta protección, como la de Mecenas que pasó a la posteridad gracias a los artistas a quienes su dinero proporcionó sus frijoles y arroz diarios.

     Hago moción en ese sentido. Y si no se aprueba, por lo menos que se permita incluir en las efemérides del país, mi voto razonado.


     Señor Presidente: Con el grado de Mayor, (porque es el Mayor de nuestros caricaturistas) ponga de alta en la G.N. a Rodrigo Peñalba y transfiéralo a Europa para que allá preste sus servicios en el área de la inmortalidad. 

──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────

* Revista en Archivo Hemerográfico "Dr. Eduardo Pérez-Valle".

No hay comentarios:

Publicar un comentario