El 15 de julio se inauguró la Exposición
del Certamen Nacional, en Homenaje al VIII Aniversario de la Revolución
Sandinista, en el Teatro Popular “Rubén Darío”, con la participación de 122
artistas. Siendo el evento artístico más importante de lo que va 1987; existe
júbilo entre los artistas y amantes del arte, lo cual constituye un avance
cultural espléndido de la Revolución Popular.
En la muestra no se perciben acentos
pictóricos nuevos de carácter nacional. Nuestros artistas están “enconchados
dentro de las corrientes universalistas”, por cierto ya bastante manidas. Sin
embargo, los premios otorgados estuvieron a la altura de quienes los
merecieron.
No disponemos de espacio suficiente para
comentar todas las obras de la exposición. Nos limitamos a considerar a grandes
rasgos algunas obras, sin prejuicios de no acertar, sino más que todo, dar
aliento para seguir adelante en estas quijotadas del arte.
El cuadro premiado de la pintora
primitivista nacional Hilda Vogl “Nicaragua tierra adentro”, es verdaderamente
una preciosa obra concebida en delicados matices fríos en los tres términos del
paisaje, no omite detalles bien trabajados. Es decir, Hilda mete el pincel
hasta en el último escondrijo con especial interés de que el motivo campestre
obtenga la calidad artística necesaria.
Julio Reyes aparece en este certamen con
dos obras bastante novedosas, de contenido social, diferenciando en cortes de
madera donde plasma temas racionales de guerra en una simbología denunciadora.
Son cuadros interesantes que por primera vez se observan en una exposición en
Nicaragua. Uno de ellos está en soporte tipo “Shapedeanvas”, algo insólito,
pero así es.
Julie Aguirre se mantiene en un
primitivismo de avanzada, en el sentido de superación en temas de hogares
humildes de la ciudad. Como ejemplo, su tríptico “Mujeres”, de pinceladas en
tonos fríos, pero con un encanto de matices planos, sin claroscuros en armonía
total. No emplea colores estridentes ni fuertes contrastes, todo es suave y
melancólico. Interesante es también el piso, por su diseño en ilusión óptica.
Creemos que Hilda y Julie se van apartando poco a poco del primitivismo
propiamente dicho. Queremos decir, que por la técnica pictórica depurada que
emplean, ya están muy cerca del ingenuismo “naif”.
Miguel Ángel Abarca, en sus tallas en alto
relieve y diseño sinuoso, las formas no son grotescas ni clásicas sino
americanas casi primitivas por su origen, pero de un oficio fino de sentido
plástico de los cóncavo y lo convexo. El diseño de Abarca, por el claroscuro
del volumen tiene reminiscencia muy característica de los escultores y
talladores primitivos italianos. Sus tallas sugieren otras formas, además de la
concebida, son selváticas.
“Muchachas en Tiempos del Cólera”, de
Sergio Velásquez, es una pintura elocuente por su creación fantasmagórica, de
sueño matutino. Desde el punto de vista de su imaginación, atrae. Sin trucos ni
efectismo para sorprender está tratada esta obra. Es obra de sinceridad
pictórica. Sus formas y concepción tienen revelación con el cosmos, etéreas,
flotantes en un espacio terrenal. Los colores luminosos a base de turquí,
naranjas y rosas violáceas enriquecen a las muchachas en tiempos del cólera.
Leonel Cerrato presentó un mosaico titulado
“Gentes Cargando”, en gamas frías de los colores del marmolín y otras piedras
naturales. Impresiona la temática de fondo, inspirado en las gentes de las
calle, simples y sencillas. Pero Leonel
las embellece, con su arte: gentes cargando, las describe como un fenómeno
social.
Denis Sándigo García es un joven artista
recién salido de la Escuela N. de Artes Plásticas, que se está destacando con
sus obras de carácter representativo en motivos de la vida real. Sándigo busca
los detalles para darles un modelo de luces
y sombras en contrastes. Por ejemplo, su pintura “Descanso” refleja
muchas inquietudes pictóricas.
Muy importante es la muestra gráfica de
esta exposición, atractiva. Refleja un avance técnico y artístico en general.
No cabe duda que el grabado de caballete y la serigrafía ha alcanzado enorme
relevancia a la altura profesional. Arnoldo Talavera, por ejemplo, ha dado un
salto eficaz en su serigrafía. Es fiel en la técnica y materiales inclusive sus
ideas son sinceras. El mismo Óscar Rodríguez en el grabado, dibujo y serigrafía
es un incansable investigador de la impresión gráfica. A los demás gráficos los
consideramos en el mismo campo, adelantados en estas difíciles técnicas, pero hermosas
e interesantes en el concierto universal del arte.
Para concluir esta cuartilla, queremos
manifestar que nos encantaría mirar otras obras de Damaris Sepúlveda, para
tener ideas más exactas, porque su “Ríos Rojos en la Montaña” es interesante.
Lo mismo diríamos de Juan José Robles y otros más.
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