ENCUENTRO
CON ARMANDO MORALES EN BERLÍN. (Traducido del
diario berlinés “Der Tages Piegel”). En: La
Prensa, 23 de Julio de 1965.
La idea surgió de su agente Alfredo Bonino.
Suena algo exagerada: Sí Europa, Berlín, Bonino estuvo recientemente en esta
ciudad para conocerla y trabar relaciones. Berlín le agradó, su clima artístico
le encantó manifestándolo abiertamente. Lo cual contribuyó a que también el
visitante agradara. Una simpatización mutua.
Bonino recomendó a Armando Morales
exponerse por cierto tiempo al fluido de Berlín.
Respecto a Bonino: el italiano nacido en
Nápoles pertenece a aquellas encarnaciones en el mercado del arte internacional
que no han vuelto a darse entre nosotros durante los últimos 30 años. (Flechteheim,
Neumann, Gurlitt). El nuevo continente, también en cuanto se refiere al arte y
su mercado se halla del otro lado del Atlántico. De esta forma Bonino ha
constituido un pequeño Imperio en el que verdaderamente no se pone el sol, con
galerías en Roma, Río de Janeiro, Buenos Aires, Toronto, Nueva York; y un nuevo
estilo de vida dentro de estas metrópolis que bastan para suscitar la codicia.
Al conocer tan solo simples números se redondea el cuadro transcontinental como
para una visión de las mil y una noche que pronto choca con el escepticismo de
viejos europeos.
De los 45 cuadros que presentó Morales en
la Galería de Bonino en New York el año pasado, 38 fueron vendidos a
coleccionistas y Museos. Proporción de venta más elevada de la que se hubiera
dado entre nosotros. Habrá que esperar para ver lo que sucederá cuando Bonino
se interese por los artistas de Berlín. Ben Wargin prepara actualmente una
selección para él. (Todo esto de refilón para nuestro tema).
Armando Morales nacido en Nicaragua el año
1927, se encuentra entre los pintores iberoamericanos más conocidos. Vive parte
en Nicaragua y parte en Nueva York. Este año obtuvo el premio Carnegie “J. L.
Hudson” de Pittsbur, una de las distinciones americana más codiciadas. El mundo
de sus creaciones podría formularse como “un poético-arquitectónico optimismo”.
El punto de partida son el paisaje, la arquitectura y aspectos de vida.
Aparecen líneas y planos que convierten en
abstracción cualquiera de estos temas. De manera parecida pinta en Europa
William Scott y asimismo pero en Berlín ha condensado Carl-Heinz Klieman rasgos
de paisaje. Ambas cosas debido al recuerdo de una tradición antigua y rica que
permanece extendida sobre la abstracción como un filtrador de melancolía. En
Armando Morales se añada a esto lo arquitectónico. El no condensas, más bien
construye. Sus cuadros son alegría del futuro como un esqueleto de edificio:
(que produce casi siempre una impresión más esperanzadora que más tarde el
oficio mismo) rasgos abstractos del mundo concreto, croquis perfecto para un
optimismo visual.
Resulta agradable constatar que Berlín a
primera vista aparezca especialmente familiar a un centroamericano (más
familiar, por ejemplo, que Florencia, su residencia temporal anterior).
Armando Morales dice con fuerza de artista
y con expresión auténticamente española: “Nosotros en un principio nos
acercamos con frecuencia al muro quedando muy deprimidos. Pero en contraste con
esta impresión surge más vigoroso el optimismo del Berlín Occidental. Berlín es
como una joven bella que ha perdido una pierna. La primera impresión es de solo
compasión. Pero pronto nota uno que la joven aparece más encantadora que
nunca”, y “Yo trabajo mejor cuando ante
mí algo que me empuja”. Morales trabaja ya dos semana en una Litografía. Aquí
le urdió el celo del trabajo. Aparecieron cuatro impresiones en dos días. Por
eso el artista piensa trabajar el año próximo más tiempo en Berlín si se le
ofrece oportunidad.
De todos modos quiere exhibir ahí, en la
Galería “S” su planeada exposición. Característico de Morales es que concibe
sus cuadros a manera de gráficas. Junto al negro-blanco aparece raramente otro
color, y éste solamente para convertir el negro-blanco en un negro-blanco más
intenso.
Poesía y Optimismo no se encuentran en
proporciones llamativas sino de manera seria y sencilla. La expresión artística
del mundo se refiere a un paisaje de fiesta sino a un ambiente en el que son
posibles el trabajo y la vida ordinaria.
Heinz
Ohff. Traducción de Juan Bautista Arríen, S. J.
UCA. -
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